Los restos del grupo rebelde maoísta que alguna vez se centró en derrocar al gobierno se han volcado al narcotráfico.
Al menos cuatro soldados y dos presuntos miembros del grupo rebelde Sendero Luminoso han muerto en un enfrentamiento en una región de Perú conocida por la producción de coca.
En un comunicado el lunes, el ejército peruano dijo que un grupo de soldados fue atacado en las primeras horas de la mañana por rebeldes en la provincia de Huanta, parte de la región andina de Ayacucho.
“Durante el enfrentamiento, las fuerzas de seguridad lograron abatir a dos delincuentes terroristas, quienes cayeron con sus armas de largo alcance”, dijo el ejército en un comunicado de prensa.
“Lamentablemente durante esta acción fallecieron cuatro valientes miembros de las fuerzas armadas, cuyos restos serán trasladados en breve a la ciudad de Huamanga”. El ejército dijo que tres soldados heridos también fueron trasladados a un hospital cercano.
Poco después, la presidenta peruana, Dina Boluarte, rindió homenaje a los soldados en las redes sociales.
“Mi más sentido pésame a las familias de los cuatro valientes miembros del ejército peruano que murieron en Putis, Ayacucho, durante un enfrentamiento con narcoterroristas”, escribió Boluarte.
La mortal escaramuza pone de relieve los combates entre militares y grupos armados que buscan el control del lucrativo tráfico de drogas en Perú, el segundo mayor productor de hoja de coca del mundo después de la vecina Colombia.
✅ Presidenta Dina Boluarte: «Mis más sentidas condolencias a los familiares de los cuatro valerosos miembros del @EjercitoPerú en Putis, Ayacucho, durante un enfrentamiento con narcoterroristas fallecidos». (1/2)
— Presidencia del Perú 🇵🇪 (@presidenciaperu) 4 de septiembre de 2023
Los hechos de violencia del lunes se registraron en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro, conocido en español por las siglas VRAEM.
Conocida por sus altos niveles de pobreza, la región del VRAEM se ha hecho famosa como centro de producción de cocaína. Un informe del gobierno de 2021 estimó que el 69,3 por ciento de la producción total de hoja de coca del país durante el año anterior provino del valle.
La región también se ha ganado la reputación de ser el último puesto de avanzada que queda de Sendero Luminoso, un grupo rebelde maoísta que surgió en Perú en la década de 1980. Las autoridades dicen que el grupo a menudo colabora con los narcotraficantes locales, ofreciéndoles seguridad armada.
La violencia del lunes es el segundo gran enfrentamiento en el VRAEM este año. En febrero, siete agentes del orden también murieron en la zona, en lo que el Ministerio del Interior de Perú calificó como el ataque más mortífero contra la policía en una década.
“Mi gobierno ha ordenado una lucha frontal contra esta alianza de terrorismo y narcotráfico en el VRAEM y en todo el territorio de la nación”, dijo entonces Boluarte. «No permitiremos más muertes, más violencia».
Sendero Luminoso jugó un papel destacado en el conflicto interno de Perú, particularmente en la década de 1980, cuando lanzó una “guerra popular” para derrocar violentamente al gobierno y reestructurar la sociedad.
El gobierno organizó una brutal contrainsurgencia para acabar con el grupo. Se estima que durante las siguientes dos décadas de combates murieron unas 70.000 personas. Según la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Perú, tanto los rebeldes como los militares cometieron violaciones generalizadas de derechos humanos.
Las regiones rurales pobres del país, como Ayacucho, hogar de una gran población indígena, fueron las más afectadas por el sufrimiento. El conflicto terminó en gran medida en la década de 1990 con la muerte o el encarcelamiento de la mayoría de los dirigentes de Sendero Luminoso.
Pero los restos del grupo han permanecido activos y se estima que varios cientos de combatientes viven en el VRAEM.
Ayacucho fue un foco de protestas contra el gobierno de Boluarte tras el juicio político del expresidente Pedro Castillo en 2022.
Un informe del grupo de derechos humanos Amnistía Internacional acusó a las fuerzas armadas de emplear fuerza letal en mayor medida en regiones como Ayacucho, mostrando “un flagrante desprecio por la vida humana” que atacó desproporcionadamente a los manifestantes pobres, rurales e indígenas.